sábado, 29 de septiembre de 2012

Richard Avedon

“A menudo siento que la gente viene a mí para ser fotografiadas, como irían a un médico o a una adivina — para averiguar cómo son. Así que ellos dependen de mí. Tengo que comprometerlos. De lo contrario no hay nada que fotografiar. La concentración tiene que salir de mí y hacer que participen. A veces la fuerza crece tan fuerte que los sonidos en el estudio siguen sin oírse. El tiempo se detiene. Compartimos una intimidad breve e intensa. Pero es inmerecido. No tiene pasado… ni futuro. Y cuando la sesión ha terminado, cuando la imagen está tomada – no queda nada, excepto la fotografía… la fotografía y una especie de vergüenza. Ellos se marchan… y yo no los conozco. Casi no he oído lo que han dicho. Si me encuentro con ellos una semana más tarde en una habitación en algún lugar, espero que no me reconozcan. Porque no siento que realmente estuve allí. Al menos la parte de mí que era, ahora está en la fotografía. Y las fotografías tienen una realidad para mí que la gente no tiene. Es a través de las fotografías que les conozco.” 

martes, 25 de septiembre de 2012

Iraida Lombardía

Me siento abrumada. Ha llegado la hora de reconocerlo.
Parece que mi trabajo no es otro que el de generar imágenes. Como otros redactan informes, conceden préstamos, venden zapatos, operan a pacientes o sirven mesas, yo me dedico a redactar, conceder, vender, operar y servir imágenes, a veces objetos también y porque no, ideas, pero al final, quedan resumidas la mayor parte de las veces en una imagen.
Pero me siento saturada. Es necesaria una ruptura.
Ha llegado el momento de terminar con la “imagen de usar y tirar” , con el “consumismo visual”, con la “bulimia icónica”. Es necesario abogar por una “ecología de la imagen”, responsabilizarnos, producir de una forma sostenible.
Yo necesito menos imágenes, necesito imágenes que se queden, necesito, tal vez, una sola. 
Sin pretensiones, sin intención de que sea mejor que las demás o que las de los demás, sin que sea escalofriante, ni la más bella, sin que sea reveladora ni impactante, tan sólo una imagen que permanezca. Una imagen sedentaria, cimentada, única. Una imagen que signifique en su justa medida.

Desde hoy y durante 1000 días no voy a seguir difundiendo imágenes en esta página web, me niego a hacerlo y voy a convertirme en una desertora. Quiero abandonar la esclavitud de la actualización y ofreceros solo una única imagen tan sólida como un edificio, una imagen que sobreviva, una imagen a la que regresar.
Esta pausa, este viaje en el tiempo, esta desactualización, es absolutamente premeditada, voluntaria y deliberada, y la reivindico como un acto artístico en si mismo.
Este inmovilismo no significa que vaya a dejar de producir o trabajar durante este periodo de tiempo, esta es mi forma de vida y seria incapaz de dejar de hacer aquello que amo.
Es una huelga simbólica, un acto de rebeldía, porque ,no se si hace falta decirlo, pero hay tantas imágenes que ya prácticamente no tienen valor, tantas que son demasiadas, que pierden su fuerza, su significado, tantas que no se dejan respirar, ahogándolo todo, absolutamente todo.
Y ahora mi “inspiración” me ha pedido permanecer casi callada, me ha pedido pronunciar tan solo una palabra, me pide un descanso para la mirada, un espacio casi en blanco, me pide una cantidad muy pequeña, ínfima, me pide hacer algo que diga tanto como el silencio y eso es lo que estoy dispuesta a ofrecer.
Madrid, veinticuatro de mayo de dos mil doce.
Iraida Lombardía

martes, 18 de septiembre de 2012

Juan Valbuena

"Algunos hacemos trampa: marcamos puntos en los mapas y luego los unimos con líneas esperando que aparezca la constelación de nuestras vidas. Nunca ocurre, pero al menos hacemos fotos. Pensamos que faltan lugares y momentos en nuestra colección: creemos que si vamos a ese hotel con la mujer que vimos bajar de aquel tren nos encontraremos a nosotros mismos. No es verdad, pero al menos hacemos fotos
. Esperamos que cuando suene el teléfono nos digan que no estamos solos y que el dolor que tenemos no es nada. No es así, pero al menos hacemos fotos. Sentimos que tenemos que ir mañana mismo a una ciudad de nombre impronunciable donde nieva negro. Llegamos tarde, solo quedan habitaciones vacías y huellas en las calles. Pero al menos hacemos fotos. Vemos señales por todas partes, creemos que son nuestras las palabras escritas para otros y desciframos en código morse los paisajes eléctricos. No es suficiente. Seguimos perdidos, pero al menos hacemos fotos. "

domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Por qué el arte causa placer?

Si te sientes decaído, prueba a darte una vuelta por una pinacoteca. Semir Zeki, experto en neurobiología y neuroestética del University College de Londres (Reino Unido), ha demostrado quecontemplar una bella obra de arte produce en tan sólo 10 segundos un aumento inmediato del flujo sanguíneo en zonas del cerebro relacionadas con el placer. El efecto equivale a la sensación de estar enamorado. Concretamente, en un experimento con 28 sujetos sin conocimientos previos de arte, Zeki comprobó que las obras que más placer producen son las del paisajista inglés John Constable y las del pintor neoclásico francés Dominique Ingres. 

Por otra parte, admirar una imagen artística acompañada de música clásica genera más respuestas emotivas que colocarse ante la misma pintura en ausencia de sonido, según revelaba una reciente investigación realizada en la Universidad de Zurich (Suiza). Algunos expertos sugieren que este efecto podría deberse a que la música y el arte pictórico están íntimamente ligados en el cerebro, aunque sólo las personas sinestésicas -que asocian percepciones de sentidos diferentes, por ejemplo escuchando colores u oliendo sonidos- son conscientes de esa conexión. De hecho el pionero del arte abstracto Wassily Kandinsky, que era sinestésico, dijo en cierta ocasión que tenía la esperanza de que sus cuadros pudieran “ser escuchados”. 

:)

Fuente de información: Muyinteresante.es